domingo, 17 de abril de 2016

EL “EJE CENTRAL” DEL KARATE AL DESCUBIERTO.

Secreto marcial (okuden)
EL “EJE CENTRAL” DEL KARATE AL DESCUBIERTO

No hay más ventura ni desventura que querer comprender o no querer.
Es plaga de karatekas universales por querer bruñir la superficie del arte, mantener en la oscuridad el entendimiento profundo. La oscuridad a la que está sometido el entendimiento general del KARATE no es la oscuridad en la que todos los gatos son pardos. Es más bien como la oscuridad del que no quiere abrir los ojos. 
Hay linces del karate que, cuando se dan cuenta de que no querían lo que sabían, o se ha vuelto obsoleto lo que sabían, entonces abren los ojos para dar mate a peregrinos y vulgares errores, y para aprender lo que querían de verdad.
Y…una vez se abren los ojos, ya no quieres cerrarlos.
El punto es abrirlos.
Y...es de todo punto evidente que, una vez abiertos máxima es de cuerdos ser consecuente en alas de lo que se ha visto con tanta claridad como la que se desprende del agua cristalina.

Dicho sea de paso, si alguien desea abrir los ojos de la mente en este momento, sea un placer hacer pasto de todos, el como abrazar el espíritu del “EJE CENTRAL” (SEICHUSEN) y su vida secreta. Y mostrar a niveles inéditos, como se construye tal monumental experiencia.
Antes de hacer que el KARATE fluya del cuerpo, lo primero es disponerse para una verdadera práctica de calidad. Y, disponerse, es colocarse en actitud (YOI) física y mental, en la cual adoptamos un “EJE CENTRAL” que será el cimiento a través del cual construimos las técnicas del KARATE. Este esplendor renovado sucede en un micro-instante. Pero lo describo profusamente para adquirir los detalles que posiblemente nunca se han dejado caer en una clase colectiva. Una clase colectiva no es lugar para señoríos de tan altos vuelos.
Sin embargo, ahora suena la trompetería que anuncia la llegada de algo grande. Comencemos.

Con el amanecer de una respiración profunda y prolongada, experimentamos la “caída interna gravitatoria” de la respiración y de los órganos internos, como el abandono de una rama responde al viento.
Hay que deslizar la respiración con el discreto encanto de un suspiro de arriba abajo suave como la seda, mientras una sonrisa interior se desploma dentro del cuerpo hasta el fondo del bajo abdomen.
Aceptando el bajo abdomen. 
Como echar el ancla en forma de bola del tamaño de un puño. 
En definitiva, se trata de recrear la sensación de amplios espacios en el bajo vientre, poniendo en el un poco de energía en forma de peso.

De este modo con una sola descarga se mata un dragón y se consigue un tesoro: liberarse de la rigidez crispada, y aderezarse un poco de presión hacia abajo al espirar. Es con esa actitud de arraigo por sentar toda la energía mental en energía sensible del cuerpo hacia un punto central del abdomen, por la que se acaba de eliminar la coraza muscular y el halo de autodefensa del ego, que cual buitres rondaban siempre la parte superior del cuerpo.
Ha formado lo que en ARTES MARCIALES ha sido tan celebrado a los cuatro vientos: La ACTITUD DE CENTRO (Tan-tien). Aligerado arriba. Enraizado abajo. 
Se ha cumplido la primera parte del EJE CENTRAL con éxito.

Ahora bien…sabiendo que si no se estudian las dos partes de una cuestión, no se es íntegro, parece obligado añadir que, si estamos en verdadera armonía, a toda actitud de caída le secunda otra de ascensión óptima.
De crecimiento, que fluye como un río de vida.
La caída genera una onda vibratoria de rebote. Esta dispersión ascendente de energía telúrica sutil, sencillamente exquisita, actúa como una sabia nueva “llena de vida plena” que florece firme por la espalda, con hermosa placidez, hacia la cima de la cabeza, ahora fresca y despejada, y en todas direcciones. Con el motor de la respiración inicial, sentimos una fina línea fluyendo hacia arriba como un delgado haz de luz, y al inhalar, retornamos al sosiego del centro con su maravillosa quietud.
La verticalidad que surge en esta refinada actitud de crecimiento es una experiencia fantásticamente audaz que no muestra ni laxitud ni rigidez.
Inspira una espléndida vitalidad y elasticidad dinámica.
Permitir que suceda el amanecer de esta bendita experiencia.
No como un poste se ha clavado en el suelo, sino como una brizna de hierva se alza suave pero vibrante de vida hacia el cielo, como un rayo de luz celestial en torno al centro, humildemente escondido bajo la tierra.
Acaban de formar el tan ingenioso como extremadamente sutil EJE CENTRAL que desploma todo el peso hacia la raíz. Y la posición, como una suerte de contención gravitatoria; y es ahí donde se hace notar su precioso valor, al transmutar el cuerpo como un hiper-conductor de energía desde el suelo. Todo ha ocurrido en un abrir y cerrar de ojos, y ya estamos gozando de un YOI digno de las mejores estimaciones.

Así es como esta experiencia de éxito que, resumiendo lo dicho, se puede abrazar en dos bellos sub-productos del EJE CENTRAL que se miran pero no pueden ser vistos porque están más allá de toda forma externa:
1- El denominado efecto “COLGADO” de un hilo (HANGINGU-seichusen) nos da el regalo de una transformación, la de sentirnos como un péndulo, siendo el péndulo la cadera que, con pesadez, descansa colgada de la cabeza.
Resulta espléndido. Tan natural como el agua que anda desnuda entre las rocas

2- El inverso que denominamos “SUSPENDIDO” en lo alto de un hilo de agua, (FUROTO-seichusen) que fluye hacia el cielo. Atirantando la espalda pero sin acción muscular larga de las capas exteriores. Sólo así entrarán en juego los fáscias y los músculos antigravitatorios de manera elástica y no rígida. Posibilitando que la cabeza se exprese vaporosa como un globo que, con ligereza, flota libremente hacia arriba, vibrante de vitalidad sobre el chorro fresco de una fuente virtual.
Así es como optimizamos el KI en el interior del cuerpo, que vuela ligero hacia las altas ramas y alcanza todos los rincones del cuerpo cual vivificante sabia de vigoroso árbol. Y, una vez sabiendo que ese no es su medio natural vuelve a tierra para reforzar su raíz. Todo es tan extraño y, a la vez tan familiar…
Ahora reza la pregunta ¿que privilegios tiene manejar las riendas de este centro?
1- Privilegios energéticos: 
Todo el cuerpo se desploma en vertical y el peso cae por el centro de las articulaciones, liberadas de esfuerzo, entonces una situación que raras veces se da en el estado ordinario del tono corporal:
La dulce calidez de un que KI se abre como una flor de infinitos pétalos, y fluye por los meridianos, cuando el cuerpo está en completa naturalidad y en una sensación extraordinaria de capital bienestar. Lo que permite transubstanciar el cuerpo, a un poderoso modo tenso-elástico en continuo resorte neumático muy consistente, que transmite las presiones, con un añadido refinado hasta límites espirituales. Me refiero del factor deflexión que también ostenta el bambú, que puede doblarse y volver con energía potencial…Exquisito. Tan joven como la mañana y fresco como las rosas silvestres.

El cuerpo, exteriormente también irradiará la impresión de un potente tentetieso, cuyo vientre es un centro de oro fundido que hace al cuerpo volver a la verticalidad, por mucho que nos alejemos de ella.
Balanceémonos sutilmente de un lado a otro y experimentemos el retorno a la verticalidad donde el músculo que siempre ha sujetado, es relevado por la estructura esquelética, sin esfuerzo (WU-WEI).
Cada vez más pequeño, desplazamientos de bebé hasta alcanzar el fino punto donde cesa.
En ese punto nos invade la sensación de un misterioso vacío más hermoso que nunca se haya sentido: El vacío de no necesitarse sujeción de ningún tipo.

2- Privilegios operativos: Este es el mundo práctico que está detrás. Cuando estamos en contacto amortiguado con el oponente se unen los ejes centrales de ambos contendientes por una “LINEA CENTRAL”. Esto propicia un juego natural, El EMBUSEN o movimiento apropiado para alcanzar el eje central del oponente, lo define el “principio de la balanza”. Las acciones del oponente se compensan gravitando en torno al “eje central” que actuando como gozne hipersensible, dejando al oponente en “punto de presión cero”. El interés operativo radica en ser capaz de “cambiar la linea central”: para “DESENFOCAR AL OPONENTE DE MI EJE CENTRAL”, o en su defecto, usar “EL FAVOR DE LA LÍNEA CENTRAL”, moviendo en este caso el cuerpo en torno al centro de masas que es el punto en el espacio sobre el que gira el cuerpo de ambos contendientes. De modo que, al movernos con la fuerza del oponente, evitamos que este pueda utilizar la energía contra nosotros. Al no haber resistencia, esa energía no tiene nada contra lo que actuar. Sería como si actuase contra el aire.
3- Privilegios espirituales: Mientras el kata, el kumite o el tegumi fluyen por fuera, el interior permanece arraigado, quieto, con ánimo humilde de discreta serenidad grácil y fluida, donde los sentidos y la receptividad en general se ven agudizados. Una agradable sensación de bienestar que con el tiempo y la práctica se transfigura en un maravilloso hábito trenzado en las numerosas técnicas de brazos o piernas del KARATE, que auroran del corazón de una misma fuente mansa que conocemos por CENTRO EN CLAMA. (MUSHIN).
En callado silencio, manso como el agua tranquila de un estanque, EL CENTRO responde en ondas armoniosas al roce de un simple dedo, pero en su insondable interior mantiene el abismo tranquilo de quietud chicha, en alerta silenciosa (ZANSHIN) aún cuando por fuera nos envuelva el mundanal ruido.
Con un centro equilibrado a través del cual todo ocurre, apaciguado como el estanque que después de la agitación cotidiana, su superficie regresa lentamente pero sin pausa a la uniformidad de un espejo y a la calma más absoluta. Cualidad que reside en mantener la imperturbabilidad serena del alma, de tal manera que el interior de uno mismo permanezca invicto ante quien nadie puede hacer nada por mucho que lo intente. Como las rocas del rompiente que permanecen imperturbables aún cuando son azotadas eternamente por el mal embravecido, y…tienen visos de divinidad porque no muestran, ni aún así, trazas de violencia para conseguirlo ni vanidad por haberlo conseguido. A esto se denomina “QUIETUD EN MOVIMIENTO” (FUDOSHIN). Y, alcanzando las cotas más sublimes del arte, llega hasta tal punto que, movimiento y quietud son ramo de una misma y sola cosa. UNA PRECIOSA COSA QUE SE PUEDE LLEVAR CON UNO MISMO A TODAS PARTES, DONDEQUIERA QUE VAYA.


Artículo Original de Félix Bargados.

Todos los derechos reservados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario